#3 - Más vale 3DO en mano que Playstation volando
Cuando lo tienes pero en realidad no lo tienes.
La conspiración
En agosto de 1995 tuve una de las mejores experiencias de mi vida. Con mucho esfuerzo mi madre me llevó a Disney World, pasamos una semana en Orlando visitando Patolandia, caímos de la Torre del Terror, saludamos a King Kong y Rick Moranis nos miniaturizó.
También se apuntaron mis primos al viaje y mientras ellos hablaban sobre cumplir su sueño de subirse al Delorean en Universal Studios yo estaba preparando una pequeña conspiración: volvería del viaje con un 3DO bajo el brazo pase lo que pase.
Ir a los Estados Unidos presentaba una oportunidad única, y es que no todas las consolas llegaban a mi país o al menos no todas a un precio asequible. Entonces, el viaje a Orlando era una oportunidad única de traerme un tesoro. Era el equivalente a volver con el diamante de la película “Congo” para los que entienden de tales cosas.
Pero ¿por qué un 3DO? ¿Acaso no he establecido que siempre he sido un fiel consumidor de Nintendo? En realidad sí, pero en 1995 mi cuerpo estaba listo para entrar en la next gen y a Nintendo no le daba la gana de dar el paso.
La next gen por definición -en mi mente de 12 años- era una consola de CDs. Después de babearme por el SEGA CD sin poder tenerlo por su precio elevado -intenta tú explicarle a tus padres que hay que comprar un SEGA Génesis y luego montarle encima un periférico de CDs como si fuera Voltron- las revistas de videojuegos me mostraron otra alternativa.
WE GOT IT. THEY DON´T
Leyendo una copia de Gamepro encontré una publicidad de 3DO. En ella, se podía ver un robusto número de juegos con “gráficos de película”, otros que parecían directamente un dibujo animado y otros tantos con gráficos poligonales que me recordaban algo cercano a lo que salía en la película “Lawnmower Man”. Lo siento, eran los 90s, esa era mi referencia.
El copy de esa publicidad decía algo así: “tecnología 3D que YA está aquí, no el año próximo, no el mes próximo, AHORA. Lo tenemos y ellos no”.
Claramente estaban atacando a Nintendo cuyo “Project Reality” (más adelante Ultra 64 y finalmente Nintendo 64) estaba anunciado pero en ese punto era vaporware. También le estaban escupiendo en la cara a SEGA cuyo Saturn saldría más adelante en el año y por supuesto le mandaban un mensaje casi siciliano a Sony para que supieran quién les estaba esperando de este lado.
Y ¿Saben qué? Esa publicidad surtió efecto, mi siguiente consola fue un 3DO.
¿Fue un error? Por supuesto.
Un hombre con un plan
La consola 3DO, lanzada en 1993, tenía particularidades que la hacían única. El dueño de 3DO, Trip Hawkins, también fundador de Electronic Arts (intenta decir EA sin rematar “it’s in the game!”) quería traer un concepto de consola distinto a lo que ofrecía Nintendo, SEGA o la inminente Sony.
La idea era no aprovecharse de los desarrolladores de juegos y cobrarles menores regalías para aparecer en el 3DO - unos 3 dólares por juego versus los 30 que cobraba Nintendo- así, y a diferencia de la competencia, los estudios podían arriesgar más y crear juegos más transgresores.
La consecuencia de esto fue que no podrían depender exclusivamente del cobro a esos desarrolladores para financiarse y la consola en sí debía tener un precio mayor. 700 dólares para ser precisos. ¡Unos 1430 dólares de hoy calculando la inflación! ¡Ouch!
DISCLAIMER: El 3DO que compré en 1995 había sufrido una rebaja de precio sustancial y costaba 299 dólares con un juego incluido.
Además, el 3DO lo podrían manufacturar distintas empresas, the 3DO Company simplemente les vendía los “planos”. Es por eso que se veían por ahí modelos manufacturados por Goldstar (ahora LG), Sanyo y otros de Panasonic. Yo compré el Panasonic FZ-10, algo así como el modelo slim del 3DO.
Recuerdo que no aguanté las ganas e instalé el 3DO en la misma habitación del hotel. Tenía dos juegos: Gex y Myst.
¿Nintendo quién?
Solo con escuchar la calidad de sonido en CD y la escena CG de la intro de Gex mi cuerpo estaba plenamente sumergido en la next gen. Me había transportado a otra dimensión. Ayudaba también a la experiencia extra-corporal el hecho de encontrarme en otro país, con un olor de aire acondicionado específico, jugando en una tele que no era la mía y en una consola negra que parecía un Lamborghini. Había subido un peldaño gamer.
Los gráficos de Gex, un juego de plataformas protagonizado por un geco parlanchín (era la voz del comediante Dana Ghould) dejaban en la lona a mi querido Donkey Kong ¡y no se jugaba nada mal tampoco!
Myst fue un trip. Una aventura gráfica inmersiva que me llevó a una isla surrealista mientras descifraba el misterio que me presentaban los hermanos rivales Sirrus y Achenar -hay que jugarlo para entenderlo- Solo pude completarlo utilizando una guía del tamaño de las páginas amarillas.
3DOs de frente
Los pocos títulos que disfruté en el 3DO fueron verdaderas joyas. Tuve suerte en verdad, y es que los siguientes juegos que compré fueron de los top de la consola: Need for Speed y Road Rash.
Ambos eran juegos de carreras con una actitud de los 90s que no obtendrías ni licuando al cast completo de Friends y destilando un elixir con ellos. Recuerdo las escenas de FMV de ambos juegos que complementaban el gameplay Pero NO eran el grueso del gameplay como en las aberraciones del SEGA CD.
En Need for Speed, un oponente sin nombre hablando el lenguaje del “90s ‘tude” me ofrecía un garaje completo de autos deportivos de lujo para testear (de esto hablaré en otro artículo, esa “actitud de los 90s” definió la comunicación de toda la década)
Luego estaba Road Rash, un juego de carreras de motos donde para llegar de primero tenías que darle a tus rivales con palos y cadenas. Cuando te desfiguraban con un cadenazo, te capturaba la policía o perdías la carrera, tu fracaso venía acompañado de un vídeo que lo recreaba. Además, ¡todo ese caos era elevado por un soundtrack que incluía a Soundgarden!
Si hubiese creado una lista de los juegos del año en 1995, Road Rash sería el primero. Los juegos de Super Nintendo parecían reliquias en comparación.
Lobo del aire
En este punto te estarás preguntando ¿Por qué dices entonces que fue un error comprar el 3DO?
En retrospectiva, Road Rash fue el pico de la consola, y más adelante no podría disfrutar de nuevas joyas, vendría el declive. Esto fue evidente cuando jugué lo que yo pensé que sería el killer app que consolidaría al 3DO en la guerra de consolas: BladeForce.
BladeForce -creado por Studio 3DO- se vendía como un juego completamente 3D donde controlabas a un policía de la ciudad de Meggagrid, antiguamente Los Ángeles, tu arma secreta era una especie de Jetpack con hélices (¿helipack?) con el que perseguías criminales liderados por jefes mafiosos cyberpunk, hijos bastardos de los malos de Batman.
¿No suena tan terrible? Era terrible.
Los gráficos apestaban y el control pedía a gritos un joystick, pero es que además era un juego repetitivo, aburrido y las vergonzosas secuencias cinemáticas lo congelaban penosamente cual mamut en el año 95 para nunca más poder salir de ahí.
Bad Trip
La realidad es que el proyecto de Trip Hawkins se venía abajo. La consola era cara, no tenía juegos de calidad más allá de los mencionados incluido alguno más y los estudios desarrolladores perdieron interés a pesar de las rebajas.
EA se negó a ofrecer juegos en exclusiva para el 3DO lo cual causó fricciones. Recordemos que Hawkins, además de ser CEO de 3DO también fue fundador de EA y seguía trabajando para ellos. Trip acabó retirándose de EA de una forma no amistosa y el estudio que presumía dedicarse a las “Artes electrónicas” terminó siendo una churrería de FIFAs y microtransacciones.
El 3DO se discontinuó en 1996 y así cayó el sueño de Trip, quien nos intentaría volver a ilusionar con la promesa de su nueva maravilla: el M2. Pero eso será material para otro día.
THEY GOT IT. WE DON'T
Un día de 1996 convencí a un amigo del colegio de hacer un intercambio: Mi 3DO por su Playstation por una semana. 5 minutos jugando Battle Arena Toshinden y Ridge Racer bastaron para saber que una vez más estaba apoyando a quién no debía en la Guerra de consolas.
Cuando pasó la semana quise planear una nueva conspiración para no tener que devolver el Playstation pero no lo conseguí. Me sentiría demasiado culpable pensando en mi amigo jugando Bladeforce, y además ¡seguramente me daría una paliza en el recreo por semejante estafa!
Si has llegado hasta aquí verás que se pone en evidencia nuevamente el poder del marketing. Bastó con un potente copy “We got it, they don’t” para convencerme de que 3DO era todo lo que necesitaba en mi vida y que era preferible Bladeforce conocido que Toshinden por conocer. Cuando en realidad eran patadas de ahogado y el salvavidas nunca apareció.
Que buena entrada JDavid, Super entretenida e informativa. You are the real deal. Me identifiqué con tu cuento de estrenar el 3DO en la habitacion del hotel, me pasó lo mismo con el NES, osea, la version 80tosa de tu cuento jajaja solo que por pura suerte esa si era la consola que habia que tener en ese momento. Sigue escribiendo! esto está genial.
Nunca conocí a nadie quien tuviera una de esas. Sólo la historia y las efemérides. La llegué a ver en tiendas y sus juegos nunca me parecieron nada mejor de lo que podía comprar para el Macintosh. Nunca me gustaron los videos dentro de los juegos. Pero esto es historia. Muy buen relato. –Bart